Hay gente que pasa por la vida de puntillas, casi sin respirar, y no se ahoga. Pero existe otro tipo de gente que se deja la piel en vivir la vida de una manera intensa y que la vive de una manera comprometida con el mundo que le rodea, que luchan y defienden lo que es justo, porque hay justicias que no se pueden poner en entredicho.
Este último, es el caso de Julián Pacheco, al que he descubierto este verano en la lectura del libro: Julián Pacheco. Un anarquista del pincel, escrito por Marisol Caldito.
Su señoría corrupto,1994. Acrílico y óleo sobre cartón y madera, 68 x 48 cm. |
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