A veces el paisaje, la atmósfera que nos rodea, tiene voces de silencio. Este rincón de nuestro pueblo, en ese momento de la noche, con la bruma de ese cielo y la luz de la farola nos recuerda la historia de Melquiades. Una historia que puede parecer trágica, oscura e innecesaria, pero que por suerte siempre tendrá una pequeña luz, una farola, que le permitirá dar voz a su corazón y a sus sentimientos.
A veces también son necesarias las "voces de silencio" |
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