Los talleres de lectura han venido teñidos de un poso de tristeza que no nos ha llegado ni al alma. Los finales felices y las actividades de los talleres han sabido compensarnos y dejarnos alegres y felices como perdices.
Porque con la tristeza siempre viene un rayito de luz a iluminarlo todo (o por lo menos eso dicen).
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Historias trabajadas |
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