Los personajes de la novela La estética de los nadadores de Ana Belén Rodríguez Patiño me han acompañado este fin de semana. Sin salir de casa, en mi sofá, en mi cama, he recorrido cada rincón de Cuenca. Lugares que ya han pisado mis pies muchas veces, y que volverán a pisar, porque son una maravilla que nunca dejan de sorprenderme. Mientras leía, he gritado de angustia en más de un pasaje, me he sentido acorralada y desamparada, he sonreído ante situaciones amorosas tan reconocidas y me ha apenado los desamores que a veces no eran tales. Me he estrujado el cerebro por adivinar el misterio que escondía la historia. Y al final, en el último instante, he entendido que la autora ha conseguido jugar conmigo. Después de leerlo he estado reflexionado sobre el refrán "la venganza se sirve en plato frío", y añado "hay que tener cuidado con que no se enfríe demasiado". Y sin contar mucho más acabo recomendando su lectura.
Enhorabuena a Ana Belén y a La estética de los nadadores.
A veces hay que seguir nadando para seguir viva,
a veces hay que seguir leyendo para seguir nadando entre líneas.
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