La tecnología
Os voy a contar una historia que pasó hace muy poco en un pueblecito de Teruel.
En un
pequeño pueblo, nació un niño al que le pusieron Julián, era un niño precioso y
todo el pueblo estaba contentísimo de tener otro recién nacido. Todos le
llevaban regalos porque al ser el pueblo tan pequeño, era como una gran familia.
Unos le hacían carantoñas, otros hacían sonar el sonajero, le confeccionaban
ropa de punto… cada habitante participaba de alguna manera para que el niño
siempre estuviera sonriente y feliz.
Julián se dormía feliz
y tranquilo.
Transcurrió
un año y el niño creció, ya reconocía a todos los habitantes del pueblo y sabía
el tipo de monería que le iba a hacer cada uno. Todo el mundo estaba encantado
con Julián, un niño encantador que no se cansaba de sonreír. Cuando su mamá le
llevaba a la habitación y le arropaba, seguía escuchando una voz suave y
delicada que le hablaba, le contaba cuentos, le cantaba canciones y le hablaba
de su futura vida. Julián no se despertaba en toda la noche, dormía tranquilo y
placentero sonriendo suavemente escuchando esa misteriosa voz.
Los
años seguían pasando, cuando cumplió 4 años le pregunto a su mamá.
- Mamá todos los niños del pueblo tienen un
papá y yo no ¿Dónde está mi papá?
Ella
mirándolo le contesto: ven, ven conmigo.
Fueron a la habitación y encendió un ordenador que tenía en una mesa. En la
pantalla apareció la imagen de un señor moreno, alto, con una guitarra entre
sus brazos que le dijo: Hola Julián soy José tu Papa, cariño mío, antes de que nacieras me tuve
que ir por una enfermedad, pero mi corazón se quedo aquí contigo-
Su mamá le dijo: Este es tu Papa, que por circunstancias de la vida nos tuvo que dejar antes de que nacieras. Ahora está en el cielo, pero Julián, te quiso dejar un poquito de él en sus canciones y cuentos, y así poder conocerlo, escuchar su voz y que lo sintieras en tu corazón. Julián contento se fue al ordenador y empezó a dar besos y abrazos a la persona que allí salía.
Entonces su madre le dijo: Si quieres preguntarle alguna cosa escríbela en este correo y él cuándo pueda te contestara.
Así cada noche Julián se iba a dormir con las canciones y relatos que su papá le había dejado en vida.
Tal como fue creciendo le iba preguntando cosas y contándole las lecciones que había aprendido ese día, al día siguiente recibía una contestación o una felicitación.
Julián estaba orgulloso de su papá y de vez en cuando miraba al cielo, extendía los brazos como para abrazarlo y tiraba unos cuantos besos. Su mamá lo miraba y se sonreía.
Al día siguiente
en el correo ponía: cariño recibí tus abrazos y tus besos me han hecho muy feliz.
Julián
sonreía y se acostaba siempre escuchando la voz de su papá.
Loren
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